El Duque de Edimburgo

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El príncipe Felipe, desde Grecia hasta Gran Bretaña.

La figura de Felipe, duque de Edimburgo, siempre ha despertado curiosidad y admiración. Quizá nunca se haya escrito una biografía suya que aúne todas las características de este ilustre noble, que dio su vida para servir a la Reina Isabel II y al Reino Unido.

El Duque de Edimburgo nació en Mon Repos, un palacio militar de la isla griega de Corfu, el 10 de junio de 1921.

Era sobrino del rey Constantino I de Grecia, que fue obligado a abdicar, e hijo del príncipe Andreas (hermano del rey) y de la princesa Alicia de Battenberg. Cuando las cosas se pusieron feas, su padre se llevó a toda la familia al exilio, huyendo de los pelotones de fusilamiento. Hasta los nueve años vivió entre París y Londres.

Fue su tía Marie Bonaparte, princesa de Grecia y Dinamarca, la que les echó una mano prestándoles una residencia en St. Cloud, a tan sólo diez kilómetros de París.

En el París de la época, Sigmund Freud había trabado una relación de amistad con Marie Bonaparte, quien tenía un gran entusiasmo por el psicoanálisis. Así, se cree, que cuando Alicia, la madre de Felipe, comenzó a mostrar síntomas de trastorno (decía que mantenía relaciones sexuales con Jesús y Buda) Freud le administró una brutal terapia de choque con electroshocks. Un día, al pequeño Felipe se lo llevaron de excursión al campo, fue el momento que aprovecharon para que cuatro hombres vestidos de blanco se llevaran a su madre a la fuerza y mediante un sedativo inyectado en una naranja, se la llevaron a cientos de kilómetros. Cuando despertó estaba ya internada en un sanatório de Suiza.

Apartado así de su madre y de su padre, el cual dejó los cuidados de sus hijos y se marchó a Mónaco donde residió hasta el final de sus días, Felipe comenzó a crear una coraza de la cual jamás llegó a desprenderse.

De este modo comenzó a dar tumbos por ciertas instituciones educativas europeas. Primero en el internado de Cheam School, en Inglaterra; luego en el Schule Schloss Salem de Alemania (justo cuando la ideología totalitaria y racista comenzaba a expandirse por todo el país). Más tarde seguiría al pedagogo judío Kurt Hahn en su huída hasta Escocia, donde fundó el colegio de Gordonstoun. Y también más tarde en Gales, donde comenzó a despuntar en diversas modalidades deportivas y donde empezó a mostrar aptitudes de líder. Fue por aquel entonces que decidió que Gran Bretaña iba a ser su residencia definitiva.

La nacionalidad le fue concedida y se inscribió en la Marina Real. Muchos consideran la participación de Felipe en la Segunda Guerra Mundial de heroica. Y a pesar de que se tiende a agrandar la leyenda de las figuras reales en conflictos bélicos, lo cierto es que para Felipe su participación no fue un mero paseo. Su destreza a bordo del encorazado HMS Valiant contribuyó en gran medida a la derrota de los italianos en el cabo Matapan, considerada la mayor derrota de la marina italiana en la guerra.

Un personaje decisivo para Felipe fue su tío Louis Mountbatten. Fue el último virrey de la India y la IRA acabó con su vida en un atentado terrorista en 1979. Pues bien, fue idea suya cambiar el apellido familiar de Battenberg, que sonaba muy alemán y en la época no quedaba bien, por el más Británico Mountbatten. También fue su idea designar a su sobrino de 17 años como acompañante de las princesas Isabel y Anna durante la visita al yate Brittania en Dartsmouth.

Padre de cuatro hijos, Carlos, Anna, Andrés y Eduardo, no pudo dar su apellido a ninguno. Ya se encargó el primer ministro Winston Churchill de que el apellido dado a los hijos fuese el de la madre: Winsor.

Fue el propio Felipe quien anunció la muerte del rey Jorge VI a Isabel durante una visita a Kenia. A partir de ese momento, y convertido en principal apoyo de la ya reina, participó en más de 22.000 actos públicos y 637 visitas al exterior.

Fue él quien intentó modernizar un poco la institución de la monarquía, concedió la primera entrevista a la BBC por parte de un miembro de la realeza e hizo instalar telefonillos para poder comunicarse con otros familiares en el palacio de Buckingham (hasta ese entonces se enviaban pequeños mensajes escritos que llevaban de un lado para otro los miembros del servicio).

Quizás fue su carácter, poco dado a sentimentalismos y algo desagradable cuando le venía en gana, lo que propició que se alargara una sombra de autoritarismo e influencia sobre su hijo Carlos. Se dice que fue él quien apresuró la boda de Carlos y Diana. Y también se rumorea que el trato brusco hacia la princesa en sus últimos años de vida vino propiciado por las instigaciones del duque.

Cartas encontradas años más tarde de la trágica muerte de Diana, apuntan a que Felipe estaba desesperado por ayudar al matrimonio de Carlos y Diana que ya hacía aguas por todas partes. “Deseo hacer de todo para ayudarlos, a Carlos y a ti, dentro de mis capacidades. Pero temo no tener talento como asesor matrimonial” escribiría en una de esas misivas.

Tras años de servicio, el 2 de agosto de 2017, Felipe decidió retirarse de la vida pública. Se marchó al palacio de Sandringham, rodeado de libros y de proyectos de renovación del palacio. Solo volvió a hacer una última aparición pública, en el año 2020, durante la pandemia para agradecer a los profesionales sanitarios su gran labor.

Después de eso, su retiro le permitió descansar de una vida llena de dedicación a la institución de la que formaba parte, pero no era cabeza. Finalmente el duque de Edimburgo falleció en el palacio el 9 de abril de 2021.

Un hombre con traje y corbata

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5 datos curiosos del Príncipe Felipe

1) ¿Cómo llamará un esposo a una reina en la intimidad? Bien, en 2006 se hizo público el apodo cariñoso que el duque daba a la reina Isabel. Nada más y nada menos que “repollo”. Se dice que la expresión podría ser una traducción más o menos literal de la expresión de cariño francesa “mon petit chou” (mi repollito), ya que Felipe vivió siete años de su infancia en Francia.

2) No todo el mundo pensaba que era el candidato ideal cuando la entonces princesa Isabel anunció que iba a casarse con él. Algunos tachaban al futuro duque de Edimburgo como “grosero, maleducado y sin modales”. Otros creían que pronto sería infiel a Isabel. Así, muchos caballeros de la nobleza británica comenzaron a presentar a Jorge VI (padre de Isabel) otros candidatos que ellos consideraban más apropiados. Obviamente, Isabel no se dejó impresionar y finalmente se casó con Felipe.

3) Era ortodoxo, pero se convirtió al anglicanismo (religión de la que su futura esposa se convertiría en la gobernadora suprema). También dejó de fumar para agradar a la futura reina, ¡seguramente fue una gran decisión a largo plazo!

4) La nobleza británica no se sentía demasiado cómoda con los lazos familiares del duque, ya que algunos eran alemanes y afines al Reich. Justo había acabado la guerra y no era el mejor momento para confraternizar. Así, sus cuatro hermanas mayores, todas ellas casadas con príncipes alemanes, no fueron invitadas a la boda.

5) Para poder casarse en 1947 con la entonces princesa Isabel tuvo que renunciar al título de príncipe de Grecia y Dinamarca. Así pudo ser nombrado duque de Edimburgo justo antes de la boda. Diez años después fue nombrado también príncipe de Reino Unido.


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